Fer Mavec

Hello Wolf!

Tengo miedo de fracasar. Y también de no intentarlo. Así que me jodo

Hablemos del miedo a fracasar.
Ese compañero fiel. Ese roomie emocional que nunca lava los trastes y vive rent free en tu pecho.
Muchos dicen que lo enfrentan con meditación, journaling, mindset positivo.
Yo me lo trago como si fuera tequila: sin sal, sin limón, y con el estómago vacío.

No lo enfrento.
Me cago de miedo.
Cada día. Cada línea de código. Cada prueba de GlucoMentor. Cada vez que alguien me pregunta “¿y cómo va tu app?”.
Tengo que contenerme para no contestar: “va… como una persona en llamas que aprendió a caminar sobre brasas mientras hace malabares con cuchillos y deudas.”

Porque fracasar no me da miedo por el fracaso en sí.
Me da miedo por la escena del fracaso.
Ya sabes: el silencio incómodo.
La mirada de lástima.
El “yo te dije” dicho con esa sonrisa pasivo-agresiva de quien nunca ha hecho nada, pero siempre tiene razón cuando tú caes.

Estrategias para lidiar con eso:
Cero.

No tengo técnicas de respiración.
No tengo mantras pegados en el espejo.
Lo que tengo es una combinación bastante funcional de ansiedad, desensibilización emocional y sentido del humor tan oscuro que si lo analizas bien, probablemente estoy llorando por dentro con cada chiste.

Lo que sí tengo es esto:
nada que perder.

Cuando ya te arrancaron la vista, te quitaron una parte del cuerpo y te dijeron más veces “vas a tener que adaptarte” que “feliz cumpleaños”, el miedo cambia de color.
No desaparece. Pero ya no paraliza.
Se vuelve como un jefe culero: lo odias, pero lo conoces tan bien que sabes cómo hacerle el mínimo indispensable para seguir en la nómina.

Así que cada que pienso: “¿y si GlucoMentor fracasa?”, la respuesta es:
“Pues sí, probablemente. Pero al menos no me rendí como los que se esconden detrás del perfeccionismo y nunca publican nada.”

¿Quieres saber cómo sigo adelante?
No porque crea que va a salir bien.
Sigo porque, honestamente, es lo único que tengo.
Y porque si ya estoy hecho mierda por dentro, al menos que esa mierda sirva para abonar algo.

Fracasar no me da miedo por mí.
Me da miedo por los otros: los que creen en esto.
Los que prueban la app. Los que están igual o peor.
Y eso es lo que me mantiene en movimiento. No la esperanza.
La responsabilidad.
Esa hija de puta que nunca te aplaude, pero siempre te empuja.

Así que sí, tengo miedo.
Pero también tengo rabia, una laptop, y un historial médico que grita “hazlo ya, cabrón, que no hay tiempo”.

Fracasar es casi seguro.
No intentarlo es imperdonable.

Y yo… al menos quiero fracasar de frente, con estilo, y dejando algo que valga la pena.

Aunque sea este texto.

Si quieres ser parte de los usuarios que ya están probando GlucoMentor, envía un correo electrónico a fer@glucomentor.io

Share: Facebook Twitter Linkedin
Deja una respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *